Antes de nada, y para aquellas parejas que todavía no lo tengan claro, una preboda, como su propio nombre indica, no es otra cosa que un pequeño reportaje fotográfico que se tiene antes del enlace. Una sesión de fotos que no tiene otro objetivo que el de tener una primera toma de contacto con los novios antes del día más importante de sus vidas. Pero, ¿por qué es importante llevar a cabo una preboda?
Conocer un poco más al fotógrafo
Se podría decir sin temor a equivocarse, que este es el principal objetivo de una preboda. Y es que, en esencia, de lo que se trata es de estar algunos días, algunos momentos, con la persona encargada de llevar a cabo el reportaje para conocerla un poco mejor y poder entablar una pequeña relación de amistad de modo que, por ejemplo, los nervios del día del enlace pasen a un segundo plazo.
Esto es algo que puedo conseguir con relativa facilidad debido a la gran experiencia que me ha dado el tiempo y el hecho de haber hecho la preboda de muchas parejas. Una experiencia que me ha servido para saber crear ese clima y ese entorno ideal para que entre todos podamos conseguir aquello que queremos que no es otra cosa que un extraordinario reportaje de boda.
Acostumbrarse a la presencia de un objetivo
Es muy importante que los novios no sientan el objetivo de la cámara como algo incómodo. De ser así la espontaneidad de las instantáneas se perdería y sería muy complicado obtener un buen reportaje.
Sin embargo esto es algo que se puede ir perfeccionando en la preboda. De hecho, al poder estar juntos durante varios días, uno de los ejercicios que haremos será el de considerar al objetivo como un miembro más del propio enlace. El objetivo no debe ser un elemento que altere a la pareja sino algo que está ahí y de lo que se puede sacar partido.
Una vez se ha logrado esto se puede comprobar que el resultado es mucho más natural. Las sonrisas forzadas, las posturas imposibles y los rostros artificiales no tendrán cabida y todo el conjunto brillará con luz propia dejando a las claras los sentimientos de amor y felicidad que se están viviendo en esos momentos.
Poder sacar lo mejor de uno mismo
Así las cosas, y una vez que la presencia del fotógrafo y el objetivo no son molestas y se es capaz de tomar las fotografías como algo normal de ese día, es cuando se puede sacar lo mejor de uno mismo.
De hecho, con el paso de los años he podido comprobar que gracias a esos días que pasamos juntos y en los que, además, charlamos y nos conocemos un poco mejor, no son pocas las ocasiones en las que son los propios novios los que buscan la cámara para regalarme una instantánea de auténtico lujo.
Y es que son precisamente esas imágenes las que mejor resultado dan porque nos son momentos robados en los que, y esto es algo que no se puede evitar, puede que el resultado no sea el mejor. Son momento en los que los novios, o uno de ellos con algún familiar o amigo, quiere que esa situación pase a formar parte del recuerdo. Y se nota, y mucho, que lo que está fluyendo en ese momento es la pura esencia de la felicidad.
Dar un valor añadido al reportaje fotográfico
Una vez llegados a este punto puedo asegurar sin lugar a dudas que gracias a la preboda se va a tener un reportaje de fotos mucho más completo y con un valor mucho mayor que si no se lleva a cabo dicho proceso.
Las expresiones de los novios así como de los asistentes van a ser mucho más naturales y eso da mucho más vida al reportaje. Algo que si bien es cierto en el preciso instante en el que se recibe seguramente no se aprecia bien, con el paso del tiempo, la pareja termina por darse cuenta de que ese conjunto de imágenes, de hace ya 20 o 30 años, es uno de esos tesoros que merece la pena guardar como si fuera oro en paño.
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